Cerro Maravilla

MEDELLÍN Y PR

REGGAETON

 

El 25 de julio de 1978, cuando se cumplían 26 años de Puerto Rico como territorio asociado de los Estados Unidos, los dos jóvenes de la primera foto fueron asesinados en el Cerro Maravilla, ubicado en el municipio de Ponce.

 

 

¿Quiénes eran? Arnoldo Rosado, de 23 años, y Carlos Soto, de 18, ambos activistas del MRA, grupo que promovía la independencia de Puerto Rico.

 

 

¿Qué hacían en el Cerro Maravilla? El plan era destruir unas antenas repetidoras en protesta por el encarcelamiento de varios independentistas puertorriqueños en Estados Unidos. Junto a ellos dos iba Alejandro González, un agente encubierto de la policía que se hacía pasar por activista del MRA.

 

 

¿Cómo llegaron al Cerro Maravilla? En el taxi de Julio Ortiz, a quien González tomó como rehén y le ordenó que los llevara hasta ese lugar.

 

 

Lo que no sabían los dos jóvenes es que González ya le había informado el plan a la policía y los estaban esperando.  

 

 

¿Qué pasó después? No bien llegaron al cerro, fueron interceptados por diez policías, quienes, tras golpear fuertemente a los dos jóvenes, los ejecutaron con escopetas recortadas.

 

 

Al día siguiente, el diario El Vocero tituló su portada con esta noticia: “Matan a dos terroristas”, la cual decía que los diez policías habían actuado en legítima defensa, disparando luego de que los dos jóvenes abrieran fuego contra ellos.    

 

 

Sin embargo, esa legítima defensa empezaría a desmoronarse con el testimonio del taxista, quien dijo que solo oyó una ráfaga de balas. Eso, sumado a que los dos jóvenes no tenían antecedentes penales, generó una precisión social que obligó a investigar el caso: primero por el FBI, que ratificó la legítima defensa, pero después el Senado de Puerto Rico encontró más de cien inconsistencias en esa investigación y logró enjuiciar y condenar a los diez policías.

 

 

El juicio fue transmitido por televisión, siendo uno de los eventos más vistos de la historia de Puerto Rico. Allí, por ejemplo, se vio a González declarando contra sus colegas, diciendo que había sido un crimen político, para frenar el creciente impulso independentista.

 

Por esas declaraciones se le concedió inmunidad total, aunque fue asesinado meses después del juicio.

 

Texto por JFR

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